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Clasificacion de algunas de las drogas mas consumidas por la juventud colombiana.





¿Quiénes usan el LSD?

El LSD lo usan personas de todas las edades. Datos de la National Household Survey on Drug Abuse (Encuesta Nacional de los Hogares acerca del Abuso de Drogas) indican que unos 20,2 millones de residentes de los Estados Unidos de 12 años de edad o más usaron LSD al menos una vez en la vida. La encuesta reveló asimismo que muchos adolescentes y adultos jóvenes usan LSD: 742.000 personas entre 12 y 17 años y 4,5 millones de personas entre 18 y 25 años usaron la droga al menos una vez.

El uso del LSD entre los alumnos de la enseñanza media presenta un problema especial. Más del 8 por ciento de los estudiantes de último año de la enseñanza media en los Estados Unidos usaron la droga al menos una vez en la vida, y cerca del 4 por ciento la usó durante el año precedente, según la encuesta Monitoring the Future (Vigilancia del Futuro) realizada por la Universidad de Michigan.

    

¿Qué riesgos presenta?

Los efectos asociados con el LSD son impredecibles y dependen de la cantidad que se consuma, el entorno en que se use la droga, la personalidad, el estado de ánimo, y las expectativas del usuario. Algunos consumidores de LSD experimentan una sensación de desesperación, mientras que otros notifican sentimientos de terror (de perder el control, volverse locos, o de morir). Algunos usuarios han sufrido accidentes mortales bajo la influencia del LSD.

Los usuarios del LSD a menudo tienen flashbacks (retrospectivas), durante las cuales se repiten determinados aspectos de su experiencia con el LSD, aun cuando han dejado de consumir la droga. Además, los usuarios del LSD desarrollan psicosis de larga duración, como esquizofrenia o depresión grave.

El LSD no se considera una droga adictiva, es decir, no produce conducta compulsiva de búsqueda de la droga, como sucede con la cocaína, la heroína, y la metanfetamina. Sin embargo, es posible que los usuarios desarrollen tolerancia a la droga, lo que significa que deben consumir dosis de la droga progresivamente mayores para continuar experimentando los efectos alucinogénicos que desean.



Extasis: Una droga seductora y peligrosa

En el curso del año 1996 he participado en el Congreso de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, en Nueva York, y allí se presentó un trabajo muy bien documentado (1) sobre esta substancia.

El "éxtasis" (o "ecstasy", para los norteamericanos) es una conocida droga usada con fines presuntamente placenteros y eróticos.

Estructuralmente está emparentada con un estimulante, la anfetamina, y con un alucinógeno, la mescalina. Comparte con toda la familia de las anfetaminas el poseer un efecto estimulante y despertador tanto como producir adicción y ser tóxica para el sistema nervioso central.

Su efecto se debería a la liberación y recaptación de las aminas del cerebro particularmente de la serotonina y la dopamina. Estas aminas biógenas son las responsables de la modulación del deseo, la excitación, la erección y el orgasmo ya sea como facilitadoras (dopamina) o inhibidoras (serotonina) de los mediadores químicos. Estos datos que parecerían demasiado cientificistas son importantes para entender que la metilendioximetanfetamina (MDMA) vulgarmente llamada "éxtasis" no es una sustancia inocente y divertida sino que tiene una acción seria y potente a nivel del sistema nervioso central.

En el citado trabajo (1) se evaluaron consumidores (varones y mujeres de 21 a 48 años) prestando atención en cuatro principales aspectos de la respuesta sexual: deseo, erección (lubricación en mujeres), orgasmo y satisfacción. Al final de este estudio si bien se observó que en algunos casos el deseo y la satisfacción podían verse aumentados con el uso de MDMA, otros referían que el orgasmo había sido retardado y que la erección era afectada negativamente en muchos de ellos.

Algo interesante de ver fue que un 60% de los sujetos reportaban el uso concomitante de marihuana que, como es sabido, es un canabinoide con una acción liberadora de dopamina, para producir un aumento del deseo. Pero sabemos que esto también produce un incremento paralelo de la toxicidad ya que, tanto el éxtasis, las anfetaminas o la cocaína, luego de su acción estimulante acarrean un cierto efecto depresivo, especialmente por su uso continuo, insomnio rebelde o episodios de ansiedad y excitación psicomotriz, amén de francos cuadros de impotencia o anorgasmia.

De todos modos estos resultados apoyan la hipótesis que la transmisión central dopaminérgica facilita el deseo sexual y la satisfacción, mientras la actividad serotoninérgica es inhibitoria de la erección y de la posibilidad de lograr el orgasmo, y esto también nos ayuda a comprender muchos cuadros de eyaculación retardada o ausente, o de trastornos eréctiles en personalidades obsesivas que como sabemos tienen una alteración en la actividad de los neurotransmisores, responsables de la comunicación interneuronal.

La conclusión es que drogas estimulantes como la cocaína, las anfetaminas y el éxtasis van generando cuadros de intoxicación crónica que terminan por derrumbar el deseo, la erección, el orgasmo y a la persona en su totalidad. También a este tóxico moderno se le puede aplicar aquella frase del gran escritor, y gran bebedor, Charles Bukowsky: "si quieres beber, bebe, pero si quieres hacer el amor, abandona la bebida".


                                            Cocaina.




Un reciente estudio nos coloca como el país de mayor consumo de cocaína del mundo, la verdad es que para una vez que somos líderes en algo no nos debería de entusiasmar. Consumimos más que Estados Unidos, siendo este un país "un poco" más poblado que nosotros y bastante acostumbrado a sobrepasarse en todos los ámbitos de la vida.

Según los datos un 3% de las personas entre 15 y 64 años consumen cocaína es 4 veces superior a la media europea y 2 veces a la de la Europa occidental. Es cierto que todos estos datos causan sorpresa, pero no es menos cierto que solo hace falta salir y comprobar con tus propios ojos que este consumo esta a la orden del día, y además se la está considerando una droga socialmente bien vista puesto que no son tan visibles los jonkies de la cocaína que los de la heroína.

Solo voy a hacer una pregunta a la cuál no tengo contestación, ¿qué sociedad estamos creando para hacer que la gente necesite estar alienada de esta forma?. Parece que no se encuentran los suficientes aditivos en la vida como para no tener que transformarse en otra persona con sustancias externas.

Por último una reflexión que puede causar controversia, debemos de ayudar a la gente que está actualmente enganchada o no. Es cierto que a la gente se le debe de ayudar siempre en la medida de lo posible, pero tampoco debemos de olvidar que los drogadictos de ahora no son los de los años 80. En los años 80 en España se venía de una situación de absoluta cohibición en todos los órdenes de la vida y tampoco se tenía información acerca de las cosas, con lo que hubo un estallido de probar cualquier cosa que fuera nueva y eso creo una generación de jonkies (sobretodo por la heroína). Pero con la información que se dispone en estos momentos quien se meta en ese mundo sabe perfectamente como va a acabar (por mucho que se crea que controla) y por lo tanto es una opción personal con todas las consecuencias, es decir hasta cierto punto es la elección que toma y su forma de vida.

Algunos de los alcaloides con aplicaciones
médicas más importantes se derivan del
cornezuelo, un hongo (Claviceps purpurea)
que parasita algunos pastos y cereales,
principalmente la cebada. Los llamados
Misterios de Eleusis, ritos secretos de la
antigua Grecia, han sido asociados a la
intoxicación causada por la ingestión de
cebada parasitada por el cornezuelo.
El ácido lisérgico es el núcleo común
de la mayoría de los alcaloides de este
hongo. En 1937 Albert Hofmann sintetizó
la dietilamida del ácido lisérgico a partir de él.

Es una droga de uso creciente entre
los jóvenes, aunque se conoce desde
1914. Se la ha llegado a usar en
psicoterapia. Aparenta ser más
segura que otras drogas adictivas,
aunque esto no es así
El éxtasis es una de las drogas
que más popularidad ha ganado
en los últimos tiempos. La falsa
apariencia de ser más segura que
las denominadas ‘’drogas pesadas’’
(cocaína, LSD, heroína) atrae a muchos.
 
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